viernes, 29 de marzo de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "EN EL NIDO" (PARTE 1)

Fecha estelar 20192903 Alpha Thau

La Colmena Trazior es hogar para muchos millones de almas. Es imposible contar todas las historias, rencillas, guerras, traiciones y hazañas que tras sus muros de plastiacero y adamantio se desarrollan ciclo tras ciclo. Por ello vamos a centrarnos en un episodio del M39, entramado dentro de las viciosas guerras de clanes que devastaron los niveles inferiores de la subcolmena. Concretamente, nos centraremos en el sector 4:26.

El sector 4:26 está a muchos kilómetros de profundidad debajo de las espiras de Trazior, por debajo de la zona habitada por los clanes comerciales, justo lindando varios niveles bajo los muelles de atraque de los trenes bala que cruzan el desierto tóxico, ya en plena subcolmena. Es un sector no muy importante, controlado por varios clanes industriales menores, y con una fuerte presencia de los gremios de cadáveres, esclavistas, y el gremio comercial.



En 4:26 se dió una violenta batalla por el control de los recursos del sector, protagonizada por varias bandas de renegados y forajidos. Estas bandas querían la exclusividad sobre la producción de los talleres, las procesadoras de alimentos, y también las tasas que podían cobrarse a los pequeños asentamientos que salpicaban el paisaje. La ley en 4:26 era laxa, como corresponde a un territorio fronterizo, y proliferaba el crimen y la corrupción. Sólo las bandas de subcolmena imponían su propio orden, y dictaban sus propias leyes. En este período, y en este sector, cinco bandas se encontraron en los campos de batalla compuestos por kilómetros de túneles abandonados, inmensas bóvedas derruidas, almacenes olvidados y depósitos contaminados. Estas bandas eran el grupo de autodefensa TECH 3'141, la banda de guerreros de clan conocida como "Los enterradores", Los cazadores de brujas Venator llamados "Laser Ghost", La depravada banda de Bratts "Jester Snakes", y los mercenarios ultramundanos "Cyclo boys".

Durante la contienda, estas bandas se dedicaron a tratar de aumentar sus recursos y ganarse el favor de los clanes comerciales, haciendo peligrosos encargos para ellos en ocasiones, y en otras, sencillamente enfrentándose entre ellas para conseguir más territorio, recursos, o influencia. Esta es su terrible historia, de imprevisibles consecuencias.


"Kurt había recibido con alegría el soplo. Era como aquella vez, cuando pudo fundar su banda gracias al tesoro en carroña que encontró en aquella cúpula derruida. Un pobre viejo, que pretendía desesperadamente que sus pandilleros no le convirtieran en adornos para sus hombreras, les contó la historia. 

El viejo decía llamarse Pietrus, y antaño había formado parte de las FDP de Necromunda. Según él, hacía ya muchas traslaciones, en Colmena Acrópolis había habido una insurrección. La rebelión había provocado una guerra a gran escala, que solo pudo ser aplacada cuando El Gobernador Imperial Helmawr solicitó ayuda a la Fortaleza-Monaterio de los Puños Imperiales. Se decía que tras la batalla, cargas sísmicas de gran potencia habían desintegrado completamete la Espira Nautilus, de Colmena Acrópolis, y que todos los insurgentes habían sido masacrados por la furia de los Angeles de Muerte del Emperador. Pero el viejo también tenía un mapa de los conductos que llevaban a los niveles inferiores bajo la espira Nautilus, y afirmaba vehementemente que allí se encontraban depósitos de Spook en crudo. El Spook era una poderosa droga psico aumentadora, que bien refinada valía en el mercado cientos de créditos. Así que un auténtico tesoro esperaba a aquellos que fueran lo bastante valientes para cogerlo. La historia le valió al viejo una muerte rápida de un escopetazo en la cara, y así, los Enterradores se pusieron en marcha, tras vender el cadáver al Gremio para sacar beneficio. La codicia brillaba en los ojos opacos de Kurt. Ya pensaba en como podría superar al resto de bandas con las armas que compraría con esos créditos...


Mientras tanto, en el garito de apuestas dirigido por los Cyclo Boys, Moreno recibía las noticias con interés. 

-¿De cuantos créditos estamos hablando? -preguntó con voz áspera-.
-Cientos, quizás miles, dijo el agente del gremio.

El gremio de comerciantes había comprado un soplo a los espías Delaque, en el que se afirmaba que los caminos hacia la derrumbada espira Nautilus estaban de nuevo despejados, y que era posible acceder a sus niveles inferiores, donde se encontraba, desde hacía muchos años, un almacén de Spook en crudo. Rápidamente, los agentes del gremio comenzaron a mover el rumor, cada uno mirando por su interés, y a contratar bandas para que trajeran el preciado material de vuelta. Gregor Trelaynus, agente en prácticas del Gremio de comerciantes, había contactado con los Cyclo Boys para proponerles el jugoso negocio, y ofrecerse, como no, a comprar toda la mercancía que pudieran traer consigo. 

-Está bien, rátido, mis chicos y yo haremos el trabajo....mañana. -dijo Moreno tomándose de un trago el resto de la botella de Serpiente Ciega.
-Mi nombre es Gregor, bárbaro ultramundano, y si tú y tu grupo de salvajes no os dáis prisa, podríais perder el contrato... -Gregor estaba molesto, y su tono sonó crispado-
Moreno enarcó una ceja bajo su pintura de guerra blanca y miró con sus duros ojos negros fijamente a Gregor.
-Te llamaré como me venga en gana. Eres un rátido porque has nacido en un planeta donde vivís escondidos en rincones oscuros, royendo basura para sobrevivir, y donde sois demasiado cobardes para hacer las cosas por vosotros mismos, por lo que contratáis a hombres de verdad para que hagan el trabajo. Afortunadamente para mí. Sirvete un trago, rátido, y no te preocupes, nos pondremos en camino en una hora. Y si algún imbécil intenta llevarse nuestro premio, les freiremos a tiros y dejaremos sus cadáveres para tus congéneres de cuatro patas.

Bolu y Canario soltaron una carcajada mientras Cerezo miraba cínicamente a Gregor. Este, al verse superado, se levantó de la silla y salió del bar seguido de las risas y burlas de la banda. 

-Estaremos en contacto-fué todo lo que Gregor alcanzó a decir mientras salía del bar-.

La oscuridad y el silencio envolvían a las nueve figuras encapuchadas en su marcha hacia Nautilus. Marchaban como sombras fantasmagóricas que se deslizaban sin dejar huella en el polvo del conducto por el que se desplazaban. Si alguien los hubiera visto, podría haberlos confundido con los espectros de aquellos que murieron perdidos en las profundidades. Pero estos espectros iban bien armados con pistolas bolters y afiladas hachas. En el submundo es imposible guardar un secreto durante mucho tiempo, y menos para la hábil red de espías de los Venator. Un rumor aquí, un confidente borracho allá, y finalmente, llegó a los oídos del Jinete Fantasma la historia sobre el tesoro de Spook. 

El dinero que podía conseguirse vendiendo la droga representaría muchas balas para sus bolters, lo que haría que su purga fuera más eficaz, y pudieran mandar más herejes al infierno. Pero eso no era lo importante. La oportunidad de encontrarse frente a frente con las alimañas de otras bandas que sin duda irían atraídas como gordos insectos parásitos al olor de la carroña, era demasiado tentadora para dejarla pasar. Era hora de impartir justicia, y Nautilus se iba a convertir en una trampa. Su trampa.


Nathan tenía ese brillo especial en los ojos. Había pasado casi 72 horas en su santuario, hablando con la máquina. Y ella le había respondido. La inserción de los patrones sísmicos en la matriz cogitadora junto con los planos centrales que había conseguido del cúmulo Palatino estaban dando sus frutos. Había supuesto que si programaba un algoritmo de respuesta, podría predecir cuando, y donde se iban a abrir accesos a bóvedas derrumbadas... y sus tesoros. Por fin, tras tanto tiempo buscando, lo había conseguido. Allí, bajo las ruinas de la espira Nautilus, en Colmena Acrópolis, ese nido de beatos insufribles. Utilizó su inyector de neuroestimuladores y sintió la oleada de adrenalina que lo acompañaba. Salió al exterior, donde sus hombres se encontraban limpiando su armamento de forma disciplinada y metódica, y comenzó a ladrar órdenes. Poncho aprestó su fusil laser y le cargó una célula de alta potencia, mientras sonreía ferozmente. Era la hora de demostrar quien mandaba en 4:26, y de hacerse con un buen botín.



Pensamiento del día -"Los locos andan donde los valientes temen pisar"-


No hay comentarios:

Publicar un comentario