lunes, 25 de marzo de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "LA DESPEDIDA DE JEREMIAH"

Fecha estelar 20192503 Epsilon Thau

"-Llévate tu abrigo, cariño, hará frío allí...- Dijo su madre entre toses con voz triste, cascada por la edad y el humo de Lho.

Jeremiah observó a sus padres. Su madre aún no había entrado en la treintena, pero el trabajo en la reprocesadora minera la había envejecido prematuramente, hasta convertirla en una anciana reumática. Sin duda su afición al lho no había contribuído mucho a salvar sus pulmones, ni la humedad de la pequeña casita torcida de chapa donde vivían. Todas las mañanas, esputaba un pútrido pus mientras gorgojeaba agónicamente. Un día, habría más sangre que pus, y el gremio de cadáveres se la llevaría para convertirla en alimento para otros moradores de la Colmena Trazior.

Su padre era un hombre basto, con las facciones ásperas, que parecían talladas brutalmente por el cuchillo de algún pandillero con mal pulso. Era un hombre duro, brutal, pero también justo. Como siempre, no decía nada, sólo le miraba con esos ojos cansados suyos, enrojecidos por el polvo de la reprocesadora bajo esas espesas cejas. Sin embargo, el brillo húmedo que sus ojos hoy delataba algo más. 

Sin mediar palabra, su padre se metió la mano bajo la túnica desgarrada de tela basta, y sacó un viejo cuchillo con mango de plástico, metiéndoselo en su cinturón. Le puso la mano en el hombro derecho y la dejó descansar allí brevemente, dándole un firme apretón.



Su madre se despidió con lágrimas, dándole un hatillo con algunas provisiones, y la engorrosa chaqueta de fibra de polímero que había llevado desde que podía andar. Ahora le estaba algo pequeña, al fin y al cabo, tenía 14 traslaciones completas. Ya era un adulto.

-Que tengas suerte, Jeremiah, y recuerda, no hagas enfadar al Jinete Fantasma, haznos sentir orgullosos. -Con éstas palabras su madre se despidió de él.

Jeremiah empezó con pesados pasos su nueva vida. Tras él abandonaba los días de hambre, el trabajo agotador recogiendo chatarra en el vertedero, y los juegos infantiles con los otros niños que no habían muerto de hongo pútrido o aplastados por alguna vagoneta de mineral. Una semana antes, el brutal ruido de las Hover-motos había llegado al pequeño asentamiento de Plasteno, tan insignificante que no tenía ni nombre, y bajo la tenue luz de las antorchas, el encapuchado, heraldo de los Laser Ghost, había pronunciado su nombre, Jeremiah, como reclamado para servir al Jinete Fantasma.



Tenía miedo. Circulaban muchas historias sobre el Jinete Fantasma. Que era un noble depravado que violaba a sus pupilos y los torturaba con agujas. Que era un monstruoso mutante que ocultaba su cara bajo la máscara de cuero recubierta de oro. Que era un salvaje pandillero que mataba sin razón ni concierto. La más terrorífica de todas, no obstante, era la que decía que el Jinete Fantasma no existía. Que en realidad, bajo su máscara y su capucha de verdugo, sólo había sombras, frías y oscuras, que absorbían el alma de todos los que decapitaba con su afilada hacha de energía.

Pero también era un honor. Jeremiah podía convertirse, si era digno, en un Venator, un agente de la justicia (que no de la ley), en este infierno que era la Colmena Trazior. Un poderoso guerrero que traería fama y fortuna a su asentamiento, bajo la protección de los Laser Ghost, combatiendo contra las impías bandas de alimañas que poblaban su sector.

Tras un ciclo de arduo trayecto a través de los vertederos, por fin llegó a su destino. Un antiguo vertedero de mineral, vacío y fantasmagórico. A su siniestra estampa hoy, se sumaba una hilera de antorchas encendidas, alimentadas con grasa de rátido, que dejaban un rancio olor en el aire y daban una luz crispada, amarillenta. Jeremiah, con el corazón encogido, ascendió los peldaños que llevaban hasta la galería principal, y cuando llegó al umbral, oyó una voz cavernosa y fría, como el frotar de dos cuchillos bien afilados.

-"¿Quién se presenta ante mí?" -susurró, como una promesa de condenación.

- Yo....yo soy Jeremiah, del clan de los mineros, hijo de Uba y Danek. -Respondió con voz quebrada por el pánico..

-"Acércate pues, Jeremiah, y entra en la oscuridad".

Jeremiah entró al interior de la caverna, y de pronto la oscuridad lo rodeaba completamente. No tenía ninguna fuente de luz, y por tanto, era incapaz de ver nada a más de 1 metro. por fin llegó a un círculo de luz blanca y fría en el centro de una sala. Las sombras alrededor suyo se movían danzantes, y oía algunas pesadas respiraciones y susurros apagados.

Jeremiah se postró de rodillas, con las manos sobre el corazón y la cabeza gacha, esperando a que le hablaran.

De nuevo habló la voz afilada...

"Ante tí hay una herramienta de Justicia, Jeremiah".

El chico miró y vió una pesada hacha de ejecución ante él, pulida como un espejo, y afilada como las mandíbulas de un Ambull.

-¿Que....que he de hacer, señor?

"Se ha dictado sentencia, y has de impartir justicia." - Jeremiah vió una figura desnuda, con una capucha de tela oscura cubriéndole el rostro por completo. El hombre estaba flaco y pálido, y tenía una fina película de sudor recubriendo su cuerpo.

Jeremiah, con un vuelco en el corazón, vió que era lo que se esperaba de él. Tomó la pesada hacha con una mano, arrebató la capucha al reo y se preparó para dar el golpe fatal. Sólo esperaba no fallar y hacerlo sufrir, debía ser preciso y letal....Entonces Jeremiah se fijó en su víctima. Era joven, no mayor que él. Un chico de su edad, con una cara familiar.

Bajo la fuerte mordaza que le cerraba la boca, reconoció a Zeb, un chico que se dedicaba a coger hongos en un asentamiento vecino, con el que no hace tanto jugaba, fingiendo ser guardias imperiales que luchaban con los orcos, o gloriosos marines espaciales del emperador. Su amigo le miraba con ojos cuajados de lágrimas, implorando.

Pero Jeremiah tenía fe, y no dudó.



Cuando la cabeza del preso rebotó contra el suelo, y la sangre de sus arterias salpicó caliente su cara y sus manos, mientras goteaba de su hacha, Jeremiah se sintió con el estómago vuelto del revés, el olor era.... Entonces sintió unas manos que surgían de la viva oscuridad tras él, que cubrían su cara con una máscara de cuero con rasgos grotescos. Se dió la vuelta para ver, por fin, al Jinete Fantasma. Y oyó por última vez su voz...

-"Ya no eres Jeremiah. El  hijo de Uba y Danek ha muerto hoy, en ésta sala. Ahora, y por siempre, eres la Justicia, la máscara, la capucha y el hacha. Ahora y hasta el fin del Imperio eres un Laser Ghost, y sirves al Jinete Fantasma, y al Emperador"



El niño sin nombre aferró con fuerza el hacha ensangrentada, y pronunció dos últimas palabras.

-Así sea.

Pensamiento del día: -"Nadie es inocente, sólo hay distintos grados de culpabilidad"-


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