martes, 23 de abril de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "ABISMO GENERACIONAL" (INTERLUDIO)

Fecha estelar 20192304 Gamma-Epsilon

"El brillo de los neones del garito hacía que la colorida lluvia tóxica pareciera un caleidoscopio fantasmagórico. En ese sector siempre llovía, producto del óxido que corroía las conducciones principales de  desechos del nivel superior. Era una precipitación débil, pero constante, lo suficientemente ácida como para provocar eccemas en la piel descubierta, y saturar las fosas nasales de un hedor acre a cloro, pero no lo bastante como para ser letal. Los derrames formaban charcos multicolores en el suelo, que eran aplastados por las apresuradas botas de los viandantes. 

El lugar era un antiguo contenedor de acero que, tras haber expirado su vida útil a causa de la fatiga del metal, había sido comprado por un emprendedor lugareño. Varias mesas y sillas de metal clavadas al suelo, junto con una oxidada barra tras la que se amontonaban contenedores metálicos llenos de infectos brebajes, formaban el magro mobiliario del sitio. No tenía nada de especial, salvo el cartel, de furiosos y abigarrados tonos rojos y verdes, en los que rezaba en argot necromundano "ATOMIC CAFÉ". El dueño no sabía que o quien era "café", pero lo había leído en un pictograma antiguo que le robó a un ultramundano, y le pareció un buen nombre.

Los parroquianos eran una mezcla heterogénea de mineros de residuos férricos fuera de turno, agentes menores del gremio de cadáveres tanteando discretamente si podían secuestrar a los que quedaban inconscientes por el alcohol metílico, y escoria del submundo buscando trabajo.

El viejo Jonah Shrapnel pertenecía a este ultimo grupo. Era un hombre alto, de hombros anchos, que ahora encorvaba bajo el peso de los años, con una barba gris sucia, y cubierto con un ajado guardapolvos con revestimiento químico impermeable y un sombrero de ala ancha bien calado del mismo material. Su oficio quedaba a la vista por las cananas que llevaba cruzadas en el cinturón y sobre el pecho, donde brillaban embutidos gruesos cartuchos bolter de carga explosiva, y por las dos largas pistoleras que le colgaban muy bajas en las caderas.

Shrapnel ya había visto más de cincuenta traslaciones en Necromunda. Cincuenta traslaciones de tiroteos, huidas, ejecuciones, traiciones y contratos. Cien veces ese número de situaciones al borde de la muerte. Era un veterano, un pistolero, un asesino, y también un viejo cansado al que cualquier día se le acabaría la suerte. Esa no era su noche de suerte. Llevaba bastantes ciclos sin conseguir un encargo decente, y los créditos se le habían acabado. Estaba apurando los últimos tragos de una botella de "Segundo mejor" cuando se le encararon esos dos imbéciles.



Dos niñatos, que con suerte sumaban 30 traslaciones entre los dos, con caras pálidas y granujientas, sucios de hollín y con raspaduras infectadas en las manos, sin duda fruto de recoger chatarra sin unos guantes adecuados, con un par de bandanas que en algún momento habían sido blancas sujetándoles el grasiento pelo sobre la frente, se plantaron ante él. Uno de ellos blandía un cuchillo de grandes dimensiones, con empuñadura de bronce, y el otro un triste remedo de pistola automática, que parecía sujetarse entero por voluntad del emperador, de tan cascada por el mal uso y peor mantenimiento.

Shrapnel suspiró cansadamente y aguardó pacientemente la perorata de los chavales. Los dos hacían poses que creían amenazadoras, sin duda, dignas de un feroz Goliath en frenesí, pero sus voces chillonas y su escasa masa muscular los hacía parecer patéticos. Estuvo tentado de despedirlos con un par de golpes de bota en sus magros traseros, hasta que el gallito de la pistola ruinosa lanzó un escupitajo cargado de flemas sobre su amado sombrero y le llamó "Viejo podrido".

En ese momento ya no importó nada más.

El primer disparo golpeó entre los ojos del chico de la pistola, esparciendo trozos de cráneo impregnados de materia gris por medio local, como si hubieran pateado una rata putrefacta. El segundo disparo, hecho apenas una fracción de segundo después, volatilizó la cadera del chico del machete, haciendo que sus piernas tomaran direcciones distintas y antinaturales. El mocoso gritó como un animal herido, destripado, y se desangró presa del shock por la pérdida de sangre en segundos. 

Shrapnel esperaba el acostumbrado silencio que sigue a una ejecución, y que todo volviera a la normalidad en el tugurio, pero entonces escuchó algo insólito. Aplausos.

Un joven vestido con sedas abigarradas de tonos púrpuras y magenta, con un extraño peinado verde que dejaba su frente al descubierto, en la que destacaba el electrotatuaje de una serpiente, sonreía encantado mirando la escena.



Shrapnel giró rápidamente sus dos pistolas bolter compactas modelo Armada, que aún humeaban hacia el risueño joven, y enarcando una ceja, le espetó:

-"Que te parece tan divertido, espantajo?"

Dandy, sin perder su artera sonrisa, que contrastaba poderosamente con el abismo muerto que acechaba tras sus ojos, se levantó pausadamente, con fluidez felina, y encaró a Shrapnel poniéndose justo delante de los dos cañones bolter.

-"Ver como dos gusanos se llevan su merecido por no respetar a sus mayores, abuelo"

La respuesta de Dandy cogió por sorpresa a Shrapnel, que esperaba alguna otra bravata desvergonzada. Volvió a mirar a su interlocutor, desechando sus prejuicios iniciales, y advirtió el blindaje ablativo entretejido en las ostentosas sedas, la pulida empuñadura de la espada monomolecular que llevaba a la cadera, y la brillante y cuidada pistola automática que colgaba de su cinturón. Todo ello anunciaba a un pandillero, eficaz y solvente. La mirada muerta de Dandy le explicó lo que faltaba por saber. Era la misma mirada que había visto muchas traslaciones atrás, en lo mas hondo del sumidero, enmarcada en la cara de monstruosos depredadores arácnidos. Enarcó una ceja inquisitiva, e hizo descender las pistolas.



-"Permítame que le invite a una botella de lo mejor, abuelo. Es lo menos que puedo hacer por proporcionarnos tan magnífico espectáculo"-siseó Dandy-.

Shrapnel siguió al joven a la barra, mientras las conversaciones se reanudaron al principio con susurros, y mas tarde fueron volviendo a su cacofónico volumen habitual. Dandy arrojó sobre la barra con desenfado una impresionante cantidad de créditos, y pidió con una sonrisa una botella de serpiente ciega y dos vasos. Mientras apuraban la botella trago a trago, el melifluo psicópata envuelto en sedas, y el áspero asesino de pelo canoso, fueron llegando a un acuerdo para firmar un contrato. Créditos por muertes, el negocio habitual.



Estos chicos....Los Jester Snakes, pensó Shrapnel. Con sus llamativos peinados fluorescentes y sus absurdos trajes coloridos, pero tan despiadados como un maldito incursor eldar. Tal vez todavía había posibilidades para la juventud, si señor." 

Pensamiento del día: -"Tu vida es una dádiva del Emperador, gástala bien"-.


viernes, 12 de abril de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "NEGOCIOS TURBIOS" (INTERLUDIO)

Fecha estelar 20191204  Beta-Thau

Gregor llevaba corriendo desde hacía horas. El pecho le ardía, sentía calambres en las piernas y una sensación de hormigueo mareante en su nuca.

Sus caras sedas importadas ahora eran harapos, tras haberse precipitado durante su huida en pozos ciegos, cubiertas de rasgones al engancharse en los afilados bordes de los conductos por los que se había arrastrado.

Por fín, con un jadeo entrecortado, al borde del paroxismo y el fallo muscular, se detuvo, y se lanzó cuerpo a tierra, tras un montón de escombros férricos. Las piernas le escocían, con tiernas y brillantes ampollas por haber vadeado el lago tóxico, y parte de su calzado aún humeaba por la acción de los corrosivos ácidos diluidos en el líquido.

Se detuvo y trató de normalizar su respiración, acompasar sus latidos. Esos bastardos....malditos bárbaros ultramundanos hijos de mil perras mutantes... ¡No era culpa suya! ¿como podía saber él que había una infestación alienígena en la espira Nautilus?, él había jugado limpio. Recordó con ansiedad los acontecimientos que le habían llevado hasta el agujero infecto donde se escondía.



Gregor estaba en su abrevadero preferido, consumiendo una medida de joyliq, un caro licor importado de fuera del planeta, y manoseando con avidez a una exhuberante prostituta bio-esculpida. Nada de basura de submundo para Gregor, él era un agente del gremio (en prácticas, si, pero agente), a punto de culminar un jugoso negocio y hacerse un nombre, así que había tirado la casa por la ventana y decidido darse un homenaje. Solo lo mejor de lo mejor. El ciclo nocturno estaba avanzado, y estaba pensando en retirarse a disfrutar de su compra cuando vió entrar al jefe de los bárbaros en el burdel. El hombre era muy grande, pensó Gregor, alto y musculado, con ese tono de piel tostado bajo los soles binarios de su mundo alienígena, vestido con su abigarrado uniforme de faena verde y naranja, exhibiendo sus tribales pinturas de guerra blanca sobre los ojos y esa cresta de pelo decolorado con ácidos. Llevaba colgada del cinto una amenazadora espada sierra, de aspecto militar, y una funda donde guardaba una pesada pistola bolter, que alimentaba con la canana de proyectiles que exhibía cruzada sobre el pecho, como si fuera la banda nobiliaria de un adepto del Administratum.

Moreno, (Gregor recordó que así se hacía llamar el bárbaro), se sentó pesadamente en la misma mesa que él, de un manotazo le arrebató la botella de joyliq, y sin dejar de mirarle fríamente, se la bebió a largos tragos antes de que Gregor pudiera protestar. Después, con la botella aún en la mano, habló con su rasposo acento:

-¿Estás celebrando algo, rátido?.

Algo molesto, y quizás con cierto valor infundido por el alcohol, Gregor contestó:

-Supongo que celebro el éxito de nuestro trato, entiendo que tú y tu lamentable banda conseguisteis el Spook, ¿no es así?. -Con un nervioso gesto, Gregor indicó a los matones del local que se acercaran y rodearan a Moreno, como precaución-.

Moreno miró en derredor suyo y vió a los dos matones de poca monta que le flanqueaban tratando de parecer amenazadores. Con una sonrisa cínica, y sin dejar de mirar a Gregor, dijo:

-Todo salió bien, rátido. Fuimos allí, conseguimos la droga, que estaba donde dijiste, solo se te olvidó un detalle, como mencionar que el puto almacén estaba abarrotado de jodidos Genestealers...

Gregor palideció visiblemente, hizo un gesto con el mentón a uno de los matones, y este le puso la mano en el hombro a Moreno. Justo cuando el tipo iba a abrir la boca, Moreno se movió como una exhalación, y en rápida sucesión, golpeó primero con la botella contra la cara del matón que tenía la mano sobre su hombro, partiéndole la nariz y los dientes, y acabó el movimiento apuñalando con los afilados fragmentos de la botella rota el estómago del otro esbirro. Mientras los dos hombres sangraban profusamente y gemían como condenados, se levantó lentamente, señaló a Gregor y dijo:

-Corre a esconderte, rátido. Te concedo como ventaja el tiempo que tarde en mandar a estos dos retrasados hijos de gusano al infierno. Subrayó sus palabras sacando ominosamente de su funda la brutal pistola bolter, y cargándola con parsimonia.

Y Gregor corrió. Gritos suplicando piedad y atronadores disparos de bolter le acompañaron en su huída.

Ahora pensaba que tal vez hubiera sido mejor no salir corriendo. Los Cyclo boys habían jugado con él, durante horas, rodeandole y zarándeándole, jugando al gato y el ratón, acorralándole como a un animal. Como a un rátido.

Pero los había despistado, ¿verdad?, cuando vadeó la ciénaga corrosiva debieron perderle la pista, sin duda. Se las arreglaría para volver a su gremio, hablaría con sus superiores, pediría un préstamo y alquilaría una banda de mercenarios, ¡no, de Arbites!, estaba dispuesto a arruinarse para echarles encima un condenado capítulo de marines espaciales si hacía falta. Pero los vería muertos. Ya verían, no sabían con quien se habían topado, esos bárbaros repugnantes.

La muerte le sobrevino de forma repentina, cuando el núcleo de deuterio del proyectil le atravesó el esternón penetrando profundamente, y el sistema de reacción por masa de la carga explosiva detonó en su interior, convirtiendo su caja torácica en un amasijo de vísceras reventadas y huesos partidos. Mientras sus oídos captaban el atronador sonido del disparo que le había matado, tuvo tiempo de ver como los restos de sus intestinos iban resbalando pesadamente de la pared que había detrás de él, donde la explosión los había estampado. No tuvo tiempo de decir nada.



Moreno se acercó al cadáver del tipo, lo miró con disgusto, y decidió que era un buen momento para vaciar su vejiga sobre la inerte cara del rátido. Después de todo, el mierdecilla se merecía una lápida. Cuando terminó su labor, sus hombres llegaron al sitio, intercambiando entre risas y protestas chips de crédito mientras se cobraban las apuestas sobre quién iba a ser el que cazara al tipo. Abrieron una botella de "segundo mejor", y se fueron cantando canciones sobre desiertos, orkos, guerras y burdeles. El mensaje había sido entregado "Nadie jode a los Cyclo Boys".

Pensamiento del día: -"Huye el malvado, aunque nadie le persiga"-




viernes, 29 de marzo de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "EN EL NIDO" (PARTE 2)

Fecha estelar 20193003 Alpha Epsilon

La bóveda era gargantuesca, inmensa en su ciclópea arquitectura gótica. En Colmena Acrópolis les encantaban esas cosas. Tallas votivas de Santa Sabbat, Estatuas de veinte metros de alto del Redentor Kyrinov..., todo tipo de iconografía del Adeptus Ministorum, en conmemoración de los héroes y mártires del Imperio. Pero aquí no había nada de eso. Alguien, metódica y sistemáticamente, había usado herramientas de minería para reducirlos a amasijos irreconocibles, profanando las esculturas. Incluso los frisos mas pequeños habían recibido las atenciones del cincel, de forma obsesiva, casi ritual.

El lugar estaba cubierto de polvo y suciedad, con colonias de hongos pútridos colgando deshilachadas de las pasarelas industriales. Aquello parecía un almacén de productos, listos para ser empaquetados y enviados a otros lugares mediante las cintas transportadoras que ahora yacían destruidas e inútiles. Pero lo que más escalofríos daba del lugar era el silencio que se respiraba. No se oía ni el paso de un rátido, ni siquiera el aleteo de un murciélago carroñero. Aquel lugar estaba muerto.



Los enterradores entraron por el tunel sur y comenzaron a desplegarse en busca del Spook, mientras trataban de ponerse a cubierto y apuntaban nerviosamente con sus escopetas en todas direcciones. Ocultos cerca de ellos, se encontraban los justicieros Venator, que ya desde su entrada en la bóveda habían identificado un barril. Silenciosamente, se fueron aproximando hacia su botín. 

En el lado norte de la cámara, Moreno desplegó a sus hombres con sigilo y eficacia militar, como si estuvieran asaltando una posición orka en el desierto del Mundo de Logan. También habían divisado el premio, varios barriles de droga que correspondían con la información que les había dado el agente del gremio. Todo iba suave como la mierda fresca...

Nathan había tomado la decisión de cubrir el mayor terreno posible, asignó a su ametrallador una posición diagonal, para que hiciera de Alfil, como en las partidas de regicida que jugaba con su cogitador, y así cubriera completamente cualquier posible encuentro. Sus hombres fueron avanzando lentamente por el terreno, mientras trataban de localizar los contenedores de droga.

Pronto estalló un violento tiroteo entre los Cyclo Boys y los Laser Ghost, cuando uno de los encapuchados intentó capturar el bidón de droga. Osadamente, el Venator se abalanzó a la carrera mientras sus hermanos enmascarados le cubrían haciendo fuego contra las posiciones atrincheradas de los mercenarios ultramundanos. El súbito tiroteo hizo que las otras dos bandas se enzarzaran también en una búsqueda desesperada por la cobertura.

Nathan pensó que las cosas no iban mal, al fin y al cabo, aunque hubiera mas bandas buscando la droga, eso significaba que aun no se la habían llevado, y que por tanto, el valioso premio estaba a su alcance. Preparó su bolter para abatir a uno de esos payasos disfrazados con huesos sobre la ropa que tenía enfrente, cuando un grito desgarrador le heló la sangre.




Tuvo tiempo justo de ver como su ametrallador era tragado por la oscuridad, que le agarraba con cuatro brazos terminados en sangrientas garras. El resto de sus hombres dispararon a lo loco contra la oscuridad, pero lo que quiera que le hubiera atacado, se lo llevó tan rápido como había llegado.

El combate prosiguió con fiereza, el Venator había alcanzado el barril, y justo entonces, un disparo de rifle laser le abatió, haciendo un agujero ardiente en su espalda, que provocó que pequeñas llamas prendieran en sus ropas. Algunos de los hombres de Moreno recibieron impactos cercanos y se pusieron a cubierto. Uno de ellos cayó redondo al recibir un tiro de escopeta de los Venator. 

Los enterradores también tenían sus propios problemas, Kurt había visto como esa cosa se llevaba a varios de los suyos. ¿Era algún tipo de trampa?, ¿que demonios pasaba allí?, abrieron fuego contra las sombras con sus escopetas, mientras intentaban desesperadamente encontrar los depósitos de droga.

Moreno había capturado varias cargas, pero aun asi, los Laser Ghost se las habían arreglado para conseguir más. Desde el otro lado del campo de batalla, Moreno vio la tenebrosa figura del Jinete Fantasma, que le apuntó con su dedo e hizo el gesto de degollarlo. A Moreno, que había visto la muerte de cerca en los áridos desiertos del Mundo de Logan, no le impresionaban las máscaras que estos fantoches de colmena decidieran ponerse, y le hizo un gesto obsceno de burla como respuesta. Los Venator, satisfechos con su botín,dejaron el cadáver de su compañero en el suelo putrefacto, y se fueron rápidamente. 

Mientras tanto, la batalla por la droga entre los Enterradores y los TECH 3'141 se había convertido en una lucha por la supervivencia. Cuatro de los hombres de Nathan habían caído víctimas de los monstruos que surgían de la oscuridad. Nathan consultó la base de datos de su cogitador portátil, y descubrió la realidad sobre las bestias.

Genestealers.



La insurrección de la que se hablaba en la espira Nautilus había sido una infestación genestealer, y estos monstruos eran restos de aquellas abominaciones que los Marines Espaciales no habían podido encontrar. Había que salir de allí y rápido, pero las bajas que había sufrido eran catastróficas, no podía irse con las manos vacías, esos putos alienígenas no le iban a robar su oportunidad de conseguir la droga. Blandiendo su bolter, empezó a disparar indiscriminadamente contra los monstruos que chirriaban y salían de todas partes, salvando a varios de sus hombres que eran atacados por ellos.

Kurt había visto lo suficiente. Su banda había perdido a tres miembros, arrastrados hacia las sombras por esos monstruos repugnantes. Las postas de escopeta, y las ráfagas de laser no parecían hacer mella sobre ellos, asi que la mejor opción era largarse. Cargando su magro botín, ordenó a sus hombres retirarse.



Moreno vio como las monstruosidades se concentraban sobre los Tech, y decidió que era un buen momento para largarse. Habían conseguido derribar uno de esos bichos con su ametralladora, y toda su banda se había puesto a dispararle salvajemente. Cuando la nube de cordita y fyceleno pasó, casi se le salen de las órbitas los ojos, aquel monstruo, retorciéndose como una Mutaracha gigante boca arriba, se estaba levantando, indemne. Ordenó a sus hombres que se largaran, ya habría mas ocasiones para conseguir dinero, y al fin y al cabo, había conseguido varios barriles.

Finalmente, tras un combate desesperado contra las bestias, Nathan consiguió retenerlas lo suficiente como para hacerse con el resto de barriles del lugar. Con su tesoro en drogas psico-aumentadoras a cuestas, él, y la mitad de su banda que no había sido destripada o raptada por las criaturas, se largaron trastabillando bajo el peso de los bidones a toda velocidad. Habría tiempo para vengarse, sin duda.

Todo estaba húmedo, y oscuro. Poncho estaba colgando de una especie de nido hecho con hueso petrificado y materia regurgitada. Le habían atado con aquellas babas púrpuras repugnantes. Junto a él, había varios hombres más, algunos vivos, otros sin duda muertos, al faltarles partes vitales como la cabeza, las piernas, o el paquete intestinal. Justo enfrente de él, vió a uno de los hombres de los Enterradores atrapado como él. Uno de los monstruos se acercó, y suavemente, casi con cariño, le bajó la mandíbula al hombre mientras le miraba fijamente. La lengua terminada en una especie de aguijón de la criatura se introdujo grotescamente en su boca, y mientras, el hombre se retorcía de espasmos de agonía. Poncho tiró de sus ataduras con todas sus fuerzas, y consiguió liberarse, corrió y corrió desesperadamente, por los caminos perdidos de conductos y muerte que había seguido su banda. Casi milagrosamente, se vió por fin en las cercanías de túneles conocidos, y una vez allí, tan solo tardó unas horas hasta llegar de nuevo al sector 4:26.



EPÍLOGO: En la guarida de los Enterradores, Kurt y sus hombres se estaban lamiendo sus heridas. Había sido una masacre. Pero por lo menos no habían salido de vacío. Le iba a costar mucho reemplazar a los hombres perdidos, eso sí, pero al menos Mack había conseguido volver. Estaba pálido y con vómitos, sin duda cosa del shock, y tenía esa mirada vidriosa y rara, pero ahora mismo no le sobraban combatientes. Después de todo, seguro que no era nada....

Pensamiento del día: -"El sueño de los alienígenas es bailar sobre la tumba de la humanidad"-

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "EN EL NIDO" (PARTE 1)

Fecha estelar 20192903 Alpha Thau

La Colmena Trazior es hogar para muchos millones de almas. Es imposible contar todas las historias, rencillas, guerras, traiciones y hazañas que tras sus muros de plastiacero y adamantio se desarrollan ciclo tras ciclo. Por ello vamos a centrarnos en un episodio del M39, entramado dentro de las viciosas guerras de clanes que devastaron los niveles inferiores de la subcolmena. Concretamente, nos centraremos en el sector 4:26.

El sector 4:26 está a muchos kilómetros de profundidad debajo de las espiras de Trazior, por debajo de la zona habitada por los clanes comerciales, justo lindando varios niveles bajo los muelles de atraque de los trenes bala que cruzan el desierto tóxico, ya en plena subcolmena. Es un sector no muy importante, controlado por varios clanes industriales menores, y con una fuerte presencia de los gremios de cadáveres, esclavistas, y el gremio comercial.



En 4:26 se dió una violenta batalla por el control de los recursos del sector, protagonizada por varias bandas de renegados y forajidos. Estas bandas querían la exclusividad sobre la producción de los talleres, las procesadoras de alimentos, y también las tasas que podían cobrarse a los pequeños asentamientos que salpicaban el paisaje. La ley en 4:26 era laxa, como corresponde a un territorio fronterizo, y proliferaba el crimen y la corrupción. Sólo las bandas de subcolmena imponían su propio orden, y dictaban sus propias leyes. En este período, y en este sector, cinco bandas se encontraron en los campos de batalla compuestos por kilómetros de túneles abandonados, inmensas bóvedas derruidas, almacenes olvidados y depósitos contaminados. Estas bandas eran el grupo de autodefensa TECH 3'141, la banda de guerreros de clan conocida como "Los enterradores", Los cazadores de brujas Venator llamados "Laser Ghost", La depravada banda de Bratts "Jester Snakes", y los mercenarios ultramundanos "Cyclo boys".

Durante la contienda, estas bandas se dedicaron a tratar de aumentar sus recursos y ganarse el favor de los clanes comerciales, haciendo peligrosos encargos para ellos en ocasiones, y en otras, sencillamente enfrentándose entre ellas para conseguir más territorio, recursos, o influencia. Esta es su terrible historia, de imprevisibles consecuencias.


"Kurt había recibido con alegría el soplo. Era como aquella vez, cuando pudo fundar su banda gracias al tesoro en carroña que encontró en aquella cúpula derruida. Un pobre viejo, que pretendía desesperadamente que sus pandilleros no le convirtieran en adornos para sus hombreras, les contó la historia. 

El viejo decía llamarse Pietrus, y antaño había formado parte de las FDP de Necromunda. Según él, hacía ya muchas traslaciones, en Colmena Acrópolis había habido una insurrección. La rebelión había provocado una guerra a gran escala, que solo pudo ser aplacada cuando El Gobernador Imperial Helmawr solicitó ayuda a la Fortaleza-Monaterio de los Puños Imperiales. Se decía que tras la batalla, cargas sísmicas de gran potencia habían desintegrado completamete la Espira Nautilus, de Colmena Acrópolis, y que todos los insurgentes habían sido masacrados por la furia de los Angeles de Muerte del Emperador. Pero el viejo también tenía un mapa de los conductos que llevaban a los niveles inferiores bajo la espira Nautilus, y afirmaba vehementemente que allí se encontraban depósitos de Spook en crudo. El Spook era una poderosa droga psico aumentadora, que bien refinada valía en el mercado cientos de créditos. Así que un auténtico tesoro esperaba a aquellos que fueran lo bastante valientes para cogerlo. La historia le valió al viejo una muerte rápida de un escopetazo en la cara, y así, los Enterradores se pusieron en marcha, tras vender el cadáver al Gremio para sacar beneficio. La codicia brillaba en los ojos opacos de Kurt. Ya pensaba en como podría superar al resto de bandas con las armas que compraría con esos créditos...


Mientras tanto, en el garito de apuestas dirigido por los Cyclo Boys, Moreno recibía las noticias con interés. 

-¿De cuantos créditos estamos hablando? -preguntó con voz áspera-.
-Cientos, quizás miles, dijo el agente del gremio.

El gremio de comerciantes había comprado un soplo a los espías Delaque, en el que se afirmaba que los caminos hacia la derrumbada espira Nautilus estaban de nuevo despejados, y que era posible acceder a sus niveles inferiores, donde se encontraba, desde hacía muchos años, un almacén de Spook en crudo. Rápidamente, los agentes del gremio comenzaron a mover el rumor, cada uno mirando por su interés, y a contratar bandas para que trajeran el preciado material de vuelta. Gregor Trelaynus, agente en prácticas del Gremio de comerciantes, había contactado con los Cyclo Boys para proponerles el jugoso negocio, y ofrecerse, como no, a comprar toda la mercancía que pudieran traer consigo. 

-Está bien, rátido, mis chicos y yo haremos el trabajo....mañana. -dijo Moreno tomándose de un trago el resto de la botella de Serpiente Ciega.
-Mi nombre es Gregor, bárbaro ultramundano, y si tú y tu grupo de salvajes no os dáis prisa, podríais perder el contrato... -Gregor estaba molesto, y su tono sonó crispado-
Moreno enarcó una ceja bajo su pintura de guerra blanca y miró con sus duros ojos negros fijamente a Gregor.
-Te llamaré como me venga en gana. Eres un rátido porque has nacido en un planeta donde vivís escondidos en rincones oscuros, royendo basura para sobrevivir, y donde sois demasiado cobardes para hacer las cosas por vosotros mismos, por lo que contratáis a hombres de verdad para que hagan el trabajo. Afortunadamente para mí. Sirvete un trago, rátido, y no te preocupes, nos pondremos en camino en una hora. Y si algún imbécil intenta llevarse nuestro premio, les freiremos a tiros y dejaremos sus cadáveres para tus congéneres de cuatro patas.

Bolu y Canario soltaron una carcajada mientras Cerezo miraba cínicamente a Gregor. Este, al verse superado, se levantó de la silla y salió del bar seguido de las risas y burlas de la banda. 

-Estaremos en contacto-fué todo lo que Gregor alcanzó a decir mientras salía del bar-.

La oscuridad y el silencio envolvían a las nueve figuras encapuchadas en su marcha hacia Nautilus. Marchaban como sombras fantasmagóricas que se deslizaban sin dejar huella en el polvo del conducto por el que se desplazaban. Si alguien los hubiera visto, podría haberlos confundido con los espectros de aquellos que murieron perdidos en las profundidades. Pero estos espectros iban bien armados con pistolas bolters y afiladas hachas. En el submundo es imposible guardar un secreto durante mucho tiempo, y menos para la hábil red de espías de los Venator. Un rumor aquí, un confidente borracho allá, y finalmente, llegó a los oídos del Jinete Fantasma la historia sobre el tesoro de Spook. 

El dinero que podía conseguirse vendiendo la droga representaría muchas balas para sus bolters, lo que haría que su purga fuera más eficaz, y pudieran mandar más herejes al infierno. Pero eso no era lo importante. La oportunidad de encontrarse frente a frente con las alimañas de otras bandas que sin duda irían atraídas como gordos insectos parásitos al olor de la carroña, era demasiado tentadora para dejarla pasar. Era hora de impartir justicia, y Nautilus se iba a convertir en una trampa. Su trampa.


Nathan tenía ese brillo especial en los ojos. Había pasado casi 72 horas en su santuario, hablando con la máquina. Y ella le había respondido. La inserción de los patrones sísmicos en la matriz cogitadora junto con los planos centrales que había conseguido del cúmulo Palatino estaban dando sus frutos. Había supuesto que si programaba un algoritmo de respuesta, podría predecir cuando, y donde se iban a abrir accesos a bóvedas derrumbadas... y sus tesoros. Por fin, tras tanto tiempo buscando, lo había conseguido. Allí, bajo las ruinas de la espira Nautilus, en Colmena Acrópolis, ese nido de beatos insufribles. Utilizó su inyector de neuroestimuladores y sintió la oleada de adrenalina que lo acompañaba. Salió al exterior, donde sus hombres se encontraban limpiando su armamento de forma disciplinada y metódica, y comenzó a ladrar órdenes. Poncho aprestó su fusil laser y le cargó una célula de alta potencia, mientras sonreía ferozmente. Era la hora de demostrar quien mandaba en 4:26, y de hacerse con un buen botín.



Pensamiento del día -"Los locos andan donde los valientes temen pisar"-


martes, 26 de marzo de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "FUNERAL"

Fecha estelar 20192603 Kappa Epsilon

"El olor era insoportable, una densa miasma putrefacta, casi visible como una niebla tóxica que cubría la superficie de carne en descomposición.

Todo un tesoro. Su tesoro.

Kurt había pertenecido durante toda su vida a un clan servidor del Gremio de los cadáveres. Su trabajo consistía en recoger los restos mortales de cualquier morador de Colmena Trazior que expirara. Era un trabajo brutal y peligroso. No solo por tener que cargar con el peso muerto de los cadáveres durante jornadas inacabables, sino también por las múltiples infecciones fúngicas y de bacterias necróticas que provocaba el contacto continuo con cuerpos en descomposición.


Los cadáveres eran transportados hasta las cubas de reprocesamiento en el edificio del Gremio, que era conocido como "El Mausoleo". Allí, los agentes del gremio pesaban los cuerpos y entregaban unos créditos a los trabajadores por cada medida de peso, valorando el grado de descomposición y que el cadáver estuviera lo más completo posible. Los muertos se dejaban sobre una cinta transportadora y eran sometidos por maquinaria y operarios enmascarados vestidos de riguroso negro a operaciones para destazarlos, exprimir todos sus jugos en busca de preciada agua, y mas tarde descarnarlos completamente mediante afiladas cuchillas de plastiacero. La carne era disuelta mediante químicos, secada, reconstituida y prensada, para crear las tabletas proteínicas de almidón de cadáver que constituían las raciones standar de los obreros de la subcolmena en Trazior. La sangre, los jugos y los icores del organismo eran cuidadosamente filtrados y compensados, para recuperar toda el agua con la que se daría de beber a la sedienta población del clan.

Solo quedaban los huesos. Algunos se convertían en polvo para pulir metales, o fertilizante para cosechas de hongos comestibles. Otros, los de mejor forma, se usaban para decorar las paredes del mausoleo, sobre todo los cráneos, que miraban burlonamente a cualquiera que se acercara al lugar, como una promesa vengativa de ultratumba.


Kurt adoraba su trabajo, pero quería más. Tras tantos años transportando cadáveres, sentía que tenía una relación íntima con la muerte. Se inició en los caminos de los Necrocultistas, los adoradores de la muerte, y  por eso, cuando encontró el tesoro, se lo quedó para él. Avaramente, esparció conservantes químicos sobre los cadáveres, víctimas sin duda de alguna feroz batalla multitudinaria de bandas, y poco a poco, fué vendiéndolos en el mercado negro, donde pudo sacar una buena tajada por la carne y la sangre. Sin embargo, aún le quedaron los huesos, blanqueados como el marfil.  Usó parte del dinero para comprar escopetas de combate, rifles y pistolas, e incluso una chirriante espada sierra, a los traficantes del gremio, y con el resto tentó a varios jóvenes de confianza del clan para formar su propia banda de guerreros de clan. Se hicieron llamar "Los enterradores", y utilizaron los huesos restantes para decorar su vestimenta. Así conseguían dos cosas. Mostrar su afiliación al Gremio de Cadáveres, y enseñar a las claras cual era el destino que podía esperar cualquier enemigo de su banda. 



La banda de Kurt pronto se hizo famosa por su fría crueldad, y por no dejar a ningún cuerpo tras ellos. Cada uno de los enemigos que asesinaban, se convertía en parte del tesoro de la banda, con su carne y su sangre vendida por peso al mejor postor, y sus huesos decorando las vestimentas de su grupo. Mack llevaba un chaleco hecho con la caja torácica de un pandillero de subcolmena, Nigel repiqueteaba con el ruido de varios fémures que colgaban de su cinturón a modo de garrotes, y el propio  Kurt llevaba en la hombrera de su armadura el hueso facial de un miembro de la banda que había osado desafiarle por el liderazgo del grupo.




Los enterradores adquirieron un gran territorio, y esto les hizo entrar en contacto con todo tipo de negocios turbios. Los mercaderes del Gremio se hicieron eco de su fama, y les ofrecieron contratos muy lucrativos de protección y asesinatos por encargo, que les enriquecieron aún más. Una frase corrió rápidamente de boca en boca por todo el submundo, entre susurros....

"Si vas contra los Enterradores, prepara tu funeral".

Pensamiento del día -"La muerte es una recompensa en sí misma"-

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "VICTIMA DE LA MODA"

Fecha estelar 20192603 Kappa Omega

"Los chicos estaban un poco intoxicados, ansiosos y con el ánimo juguetón y perverso. Así era como a Dandy le gustaba hacer las cosas. ¡Únete a los Jester Snakes!, ¡diversión sin límites!, ¡no hay nada mejor!. Podrían ser sus slogans, si Dandy se dedicara a la publicidad. Pero Dandy, como todo bratt hastiado de la absurda pompa y circunstancia de las familias nobles de la cúspide, tenía otras dedicaciones. Sus familiares, por supuesto, no estaban de acuerdo. Cuando con apenas 5 ciclos destripó al carísimo Gyrinx-mascota importado de su hermana mayor usando un cuchillo de cocina que nadie había echado en falta antes, lo dejaron pasar, travesuras, dijeron. Su madre, sin embargo, no pudo reprimir un escalofrío ante la inocente respuesta de Dandy cuando le preguntó el por qué.

-"Porque podía hacerlo".

Más tarde, los abusos del excéntrico hijo de aquella noble familia comenzaron a ser un poco más difíciles de ocultar. Con 8 traslaciones envenenó a las sirvientas de su madre con toxinas necróticas, porque quería ver como se pudrían lentamente. A las 10, una de sus hermanas pequeñas se suicidó estando él presente, tragándose un vaso de cristal a trozos mientras lo miraba aterrada, como buscando una salida desesperada. A las 13, tres compañeros suyos de la academia scholástica ardieron dentro de su lujoso coche, con las sedas perfumadas de sus atavíos convertidas en un infierno grasiento tan caliente como el promethium de un lanzallamas. 

La gota que colmó el vaso llegó a las 17. Una traslación antes de que llegara su puesta de largo en sociedad, Dandy ya había fundado a su banda de bratts, los Jester Snakes. Al principio lo hizo por puro tedio, buscando un chute de adrenalina que el abuso de prostitutas esclavas bio-esculpidas, el subidón de "Ariete" y las ensoñaciones de obscura, no le podían proporcionar.


Dandy estaba podrido por dentro, y lo sabía. Pero no era ningún estúpido, ni un cobarde. Así que fingía. Fingía ser un candidato viable a heredar la fortuna y los contratos comerciales de su familia. Fingía interesarse por la salud de sus progenitores. Fingía interés en los estudios y la esgrima. Pero su pasión era vestir su obsceno traje de sedas perfumadas reforzado con polímeros antifragmentos, fijarse su peinado extravagante, y junto con otro grupo de desalmados perversos, tan podridos como él, descender durante los ciclos nocturnos a las colmenas inferiores buscando víctimas a las que perseguir, asesinar, violar y torturar. No debió llevarse los trozos más jugosos de aquellas chicas a su mansión, claro. Pero le había entrado hambre, y en ese momento, ni siquiera le dió importancia. Sus hermanos le denunciaron ante el patriarca de la familia, y este decidió expulsarlo. Había límites en la depravación, incluso para un noble, y esto rozaba la herejía mas horrible. 

Esa noche, Dandy robó la espada monomolecular de la familia, tan afilada como la más potente espada sierra, y con ella fué matando, uno por uno, a todos sus hermanos y hermanas. Con su madre se tomó su tiempo, y obligó al viejo a mirar, antes de arrancarle los ojos  y convertirlo en un pingajo sanguinolento que suplicaba por su vida. Robó todo el dinero que pudo de las arcas familiares, hizo algunas llamadas a sus compinches más incondicionales, y, enfundándose ensangrentado en su verdadera piel, el traje de sedas de los Jester Snakes, huyó con ellos al submundo, a matar, o a morir, pero sobre todo, a divertirse mientras lo hacían. Cuando el dinero se acabó, empezaron a cogerlo a sus víctimas. Después de todo, estaban ahí para vivir o morir a su capricho, solo existían para su diversión y la de sus chicos. Snively, que se excitaba sexualmente cortando con navajas a chicos pequeños, Creepy, al que le gustaba jugar con los cadáveres en privado, o Pinky, que estaba totalmente más allá de la realidad por la obscura que fumaba constantemente. Buenos chicos, buenos tiempos.....


Dandy estaba recordando todo esto mientras los efectos del "Spook" se reducían en su organismo. Bajo los efectos de la potente droga psico-activadora, había alucinado con las sensaciones del viaje por el inmaterium sin protecciones Geller, había experimentado el gozo de desgarrar con sus zarpas las blandas entrañas de una presa y masticar sus órganos mientras los jugos y la sangre le corrían por una cara reptiliana, habia visto el pasado, el presente, y el futuro...Lo había visto todo....Y con un chasquido seco de retroalimentación química, volvió a la aburrida realidad.



El pandillero colgaba boca abajo suspendido del techo por un cable eléctrico por los tobillos. ¿Quién era?,no podía recordarlo. No tenía ningún tatuaje de banda, pero claro, tampoco es como si tuviera piel que revisar.... Se fijó en que estaba cubierto de sangre, y llevaba un cuchillo de desollar en la mano. Había estado ocupado durante su viaje, al parecer. Soltó una risita nerviosa. Tras él, repantigados en cojines mullidos y lujosos esparcidos entre los escombros del lugar, su banda se dedicaba a esnifar, inyectarse y fornicar con una maltratada cautiva por turnos. Solo otra noche de juerga. Oyó un gorgoteo sanguinolento, y se volvió con una mueca satisfecha, ronroneando como un gato mientras las luces de neón brillantes reflejaban las fosforescencias del tatuaje serpentino que decoraba su cabeza rapada.



- ¿Por...por...por queeé?- dijo la pobre ruina humana agonizando.

- ¿Que por qué?, ¿preguntas por qué? - dijo Dandy con una voz suave y afectada, mientras sonreía perversamente.

-Porque puedo hacerlo. - Y con un hábil giro de muñeca, le vació su globo ocular derecho, mientras acompañaba con una diabólica carcajada el agudo grito del prisionero. "

Pensamiento del día  -" La paz es el infierno"-  

lunes, 25 de marzo de 2019

HISTORIAS DE COLMENA TRAZIOR "LA DESPEDIDA DE JEREMIAH"

Fecha estelar 20192503 Epsilon Thau

"-Llévate tu abrigo, cariño, hará frío allí...- Dijo su madre entre toses con voz triste, cascada por la edad y el humo de Lho.

Jeremiah observó a sus padres. Su madre aún no había entrado en la treintena, pero el trabajo en la reprocesadora minera la había envejecido prematuramente, hasta convertirla en una anciana reumática. Sin duda su afición al lho no había contribuído mucho a salvar sus pulmones, ni la humedad de la pequeña casita torcida de chapa donde vivían. Todas las mañanas, esputaba un pútrido pus mientras gorgojeaba agónicamente. Un día, habría más sangre que pus, y el gremio de cadáveres se la llevaría para convertirla en alimento para otros moradores de la Colmena Trazior.

Su padre era un hombre basto, con las facciones ásperas, que parecían talladas brutalmente por el cuchillo de algún pandillero con mal pulso. Era un hombre duro, brutal, pero también justo. Como siempre, no decía nada, sólo le miraba con esos ojos cansados suyos, enrojecidos por el polvo de la reprocesadora bajo esas espesas cejas. Sin embargo, el brillo húmedo que sus ojos hoy delataba algo más. 

Sin mediar palabra, su padre se metió la mano bajo la túnica desgarrada de tela basta, y sacó un viejo cuchillo con mango de plástico, metiéndoselo en su cinturón. Le puso la mano en el hombro derecho y la dejó descansar allí brevemente, dándole un firme apretón.



Su madre se despidió con lágrimas, dándole un hatillo con algunas provisiones, y la engorrosa chaqueta de fibra de polímero que había llevado desde que podía andar. Ahora le estaba algo pequeña, al fin y al cabo, tenía 14 traslaciones completas. Ya era un adulto.

-Que tengas suerte, Jeremiah, y recuerda, no hagas enfadar al Jinete Fantasma, haznos sentir orgullosos. -Con éstas palabras su madre se despidió de él.

Jeremiah empezó con pesados pasos su nueva vida. Tras él abandonaba los días de hambre, el trabajo agotador recogiendo chatarra en el vertedero, y los juegos infantiles con los otros niños que no habían muerto de hongo pútrido o aplastados por alguna vagoneta de mineral. Una semana antes, el brutal ruido de las Hover-motos había llegado al pequeño asentamiento de Plasteno, tan insignificante que no tenía ni nombre, y bajo la tenue luz de las antorchas, el encapuchado, heraldo de los Laser Ghost, había pronunciado su nombre, Jeremiah, como reclamado para servir al Jinete Fantasma.



Tenía miedo. Circulaban muchas historias sobre el Jinete Fantasma. Que era un noble depravado que violaba a sus pupilos y los torturaba con agujas. Que era un monstruoso mutante que ocultaba su cara bajo la máscara de cuero recubierta de oro. Que era un salvaje pandillero que mataba sin razón ni concierto. La más terrorífica de todas, no obstante, era la que decía que el Jinete Fantasma no existía. Que en realidad, bajo su máscara y su capucha de verdugo, sólo había sombras, frías y oscuras, que absorbían el alma de todos los que decapitaba con su afilada hacha de energía.

Pero también era un honor. Jeremiah podía convertirse, si era digno, en un Venator, un agente de la justicia (que no de la ley), en este infierno que era la Colmena Trazior. Un poderoso guerrero que traería fama y fortuna a su asentamiento, bajo la protección de los Laser Ghost, combatiendo contra las impías bandas de alimañas que poblaban su sector.

Tras un ciclo de arduo trayecto a través de los vertederos, por fin llegó a su destino. Un antiguo vertedero de mineral, vacío y fantasmagórico. A su siniestra estampa hoy, se sumaba una hilera de antorchas encendidas, alimentadas con grasa de rátido, que dejaban un rancio olor en el aire y daban una luz crispada, amarillenta. Jeremiah, con el corazón encogido, ascendió los peldaños que llevaban hasta la galería principal, y cuando llegó al umbral, oyó una voz cavernosa y fría, como el frotar de dos cuchillos bien afilados.

-"¿Quién se presenta ante mí?" -susurró, como una promesa de condenación.

- Yo....yo soy Jeremiah, del clan de los mineros, hijo de Uba y Danek. -Respondió con voz quebrada por el pánico..

-"Acércate pues, Jeremiah, y entra en la oscuridad".

Jeremiah entró al interior de la caverna, y de pronto la oscuridad lo rodeaba completamente. No tenía ninguna fuente de luz, y por tanto, era incapaz de ver nada a más de 1 metro. por fin llegó a un círculo de luz blanca y fría en el centro de una sala. Las sombras alrededor suyo se movían danzantes, y oía algunas pesadas respiraciones y susurros apagados.

Jeremiah se postró de rodillas, con las manos sobre el corazón y la cabeza gacha, esperando a que le hablaran.

De nuevo habló la voz afilada...

"Ante tí hay una herramienta de Justicia, Jeremiah".

El chico miró y vió una pesada hacha de ejecución ante él, pulida como un espejo, y afilada como las mandíbulas de un Ambull.

-¿Que....que he de hacer, señor?

"Se ha dictado sentencia, y has de impartir justicia." - Jeremiah vió una figura desnuda, con una capucha de tela oscura cubriéndole el rostro por completo. El hombre estaba flaco y pálido, y tenía una fina película de sudor recubriendo su cuerpo.

Jeremiah, con un vuelco en el corazón, vió que era lo que se esperaba de él. Tomó la pesada hacha con una mano, arrebató la capucha al reo y se preparó para dar el golpe fatal. Sólo esperaba no fallar y hacerlo sufrir, debía ser preciso y letal....Entonces Jeremiah se fijó en su víctima. Era joven, no mayor que él. Un chico de su edad, con una cara familiar.

Bajo la fuerte mordaza que le cerraba la boca, reconoció a Zeb, un chico que se dedicaba a coger hongos en un asentamiento vecino, con el que no hace tanto jugaba, fingiendo ser guardias imperiales que luchaban con los orcos, o gloriosos marines espaciales del emperador. Su amigo le miraba con ojos cuajados de lágrimas, implorando.

Pero Jeremiah tenía fe, y no dudó.



Cuando la cabeza del preso rebotó contra el suelo, y la sangre de sus arterias salpicó caliente su cara y sus manos, mientras goteaba de su hacha, Jeremiah se sintió con el estómago vuelto del revés, el olor era.... Entonces sintió unas manos que surgían de la viva oscuridad tras él, que cubrían su cara con una máscara de cuero con rasgos grotescos. Se dió la vuelta para ver, por fin, al Jinete Fantasma. Y oyó por última vez su voz...

-"Ya no eres Jeremiah. El  hijo de Uba y Danek ha muerto hoy, en ésta sala. Ahora, y por siempre, eres la Justicia, la máscara, la capucha y el hacha. Ahora y hasta el fin del Imperio eres un Laser Ghost, y sirves al Jinete Fantasma, y al Emperador"



El niño sin nombre aferró con fuerza el hacha ensangrentada, y pronunció dos últimas palabras.

-Así sea.

Pensamiento del día: -"Nadie es inocente, sólo hay distintos grados de culpabilidad"-